Todo comenzó a las seis y media de la mañana, cuando desperté después de dormir tres horas para ir temprano a la universidad.
Un control que no tenía que dar me tuvo a las ocho y media en la puerta de la sala.
Me metí en problemas por hacer el control de una nueva amiga, una princesa.
La coca-cola estaba vencida.
Endosé mal el cheque.
No quedaban filtros.
Volví a la universidad y esperé hasta que ya no hubo nadie, al parecer no eran ciertos los rumores.
Cuando regresé a casa me quedé afuera porque no traía llaves.
Y a pesar de todo, algo me dice que será uno de los mejores días de la semana. Es increíble como 45 segundos pueden alegrar tanto mi día que hacen que todo lo malo que puede pasar sea simplemente una lista en un blog mal escrito.
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