Estaba saliendo del mall y encontré muy extraño que un mall no tuviera puertas automáticas, a pesar de la duda me vino el reflejo de siempre cuando me enfrento a un obstaculo en mi camino: miré hacia atrás y sostuve la puerta para no cerrarcela a alguien en la cara. Ya que el mall es un lugar muy concurrido, y sobretodo el de la escena, había un grupo de 7 personas detrás mio y en su mayoría mujeres; las dejé pasar, cerré la puerta y seguí caminando.
Curiosamente, la última persona que pasó frente a mi era una señora con hartos años, con hartas bolsas y hartas arrugas. Al pasar me dio las gracias y yo sonreí con amabilidad, y en cuanto me disponía a seguir mi camino ella me dijo desde atrás: "Felicidades a su madre".
A pesar de haberle sonreído y dado las gracias, esa frase me siguió todo el camino a casa atormentandome y dejando un peso en mi cabeza que me repetía constantemente "te estoy mirando". No es que me haya psicoseado, es sólo que cuando me felicitan por una acción amable siempre me siento como que todo lo que yo haga tiene que ser amable, porque estoy siendo juzgado, es como tener un peso encima que dice que tienes que ser un ejemplo y ese papel a mi me pesa bastante, no sé si a largo plazo, pero en un momento en que quiero despejarme no me ayuda para nada, es como una responsabilidad para mi.
No lo pasé mal camino a mi casa, solamente la idea se quedó rodeandome y quise saber si a ti te pasa en alguna medida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario