Los padres de mi padre viven en las cercanías de la plaza Baquedano, y no son de recibir visitas más que en ocasiones especiales.
Ese día no fue la excepción y estuvimos mi padre, mi hermano y yo, a las 6 en punto entrando por la gran puerta de un edficio muy antiguo.
El día era extrañamente perfecto, y había algo especial en el ambiente del parque forestal. Estaba vacío con tan solo esporádicas excepciones. Factor que me permitió concentrarme en mi mente más que en la gente que pasaba, y pude, o más bien fui obligado, a recordar uno de los barrios más interesantes que he conocido, junto con Bellavista y Alto Macul: el barrio Lastarria.
Edificios, olores, colores, personas convinaban de tal manera que provocaban sensaciones de comodidad bastante inusuales.
Recuerdo que comí un helado muy rico con una persona aún más rica y un ambiente no tan rico como la persona, pero no se quedaba atrás...
Recordando un bonito episodio, me veo en el reflejo de una ventana del siglo pasado, viendo pasar la vida en Santiago, mientras es contemplado desde la otra esquina por una señora bastante grande y blanca... Te echo de menos y pasan las horas, falta mucho todavía...
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