Pestilencia genital

Cada vez que llegan tengo que quedarme en otra pieza haciendo ruido, echándome insecticida en la nariz para no sentir el olor que invade cada lugar por el que pasan.
Creen que nadie los escucha, que nadie sabe lo que hacen ahi dentro, pero yo si sé. Me da asco despedirme de ellos, por suerte cuando salgo están duchandose en el baño, como si nadie se diera cuenta.
Parece que si mi madre no se da cuenta de algo feo en la casa nadie pone orden, yo me cansé y opté por dejar de regalarles condones.

1 comentarios:

  1. Anónimo dijo...

    mejor regalar condones que aguantar llantos futuros jajajaja y si ninguna de las dos anteriores te convence...entonces tienes la excusa perfecta para caminar tu hora diaria.
    Tienes todo mi apoyo moral de Pala.